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Orígenes del arte del performance a nivel global, destacando a figuras clave como Allan Kaprow, Marina Abramović y Joseph Beuys. A través de sus obras y pensamientos.
Miradas criticas 01/04/2025 Dannyella HernándezEl arte del performance, caracterizado por su fugacidad, cuerpo en acción y ruptura de las convenciones tradicionales, emergió con fuerza en el siglo XX como una forma radical de expresión artística. Aunque sus antecedentes se remontan al futurismo italiano y el dadaísmo, fue durante las décadas de 1960 y 1970 cuando el performance se consolidó como una disciplina autónoma y profundamente política.
Uno de los referentes esenciales fue Allan Kaprow, quien en 1958 acuñó el término "happening" para definir acciones artísticas que borraban las fronteras entre arte y vida cotidiana.
Su obra 18 Happenings in 6 Parts (1959), presentada en la Reuben Gallery de Nueva York, fue un parteaguas que trasladó el arte fuera del museo y lo sumergió en lo vivencial. Kaprow planteaba que "el arte debe enfrentarse directamente con el mundo y no encerrarse en museos". Esta filosofía influyó notablemente en movimientos posteriores, incluso en Latinoamérica, como se observa en: Primeras huellas del performance en México: un arte entre el ritual y la resistencia.
En Europa del Este, Marina Abramović llevó el cuerpo a sus límites físicos y emocionales. En Rhythm 0 (1974), colocó 72 objetos sobre una mesa y se mantuvo inmóvil durante seis horas, permitiendo al público hacerle lo que quisiera.
Esta acción extrema, analizada también en: Top 5 Performances que Debes Conocer para Entender el Arte Performático, reveló la violencia latente en la interacción humana y puso al espectador frente a su propia ética.
Joseph Beuys, desde Alemania, integró el pensamiento político, espiritual y ecológico en sus performances. En I Like America and America Likes Me (1974), vivió varios días encerrado con un coyote en una galería neoyorquina, cuestionando la violencia del colonialismo y el rol del artista como chamán moderno.
Su enfoque inspiró a múltiples artistas latinoamericanos que utilizan el cuerpo para hablar desde el ritual y la memoria. Puedes conocer más sobre él en el perfil de Beuys en el Museo Amparo.
El trabajo de estos artistas consolidó el performance como un arte vivo, efímero y profundamente contextual. Lo que une a Kaprow, Abramović y Beuys no es solo la innovación formal, sino la urgencia de usar el arte para interpelar la realidad, ya sea desde el cuerpo, el espacio o la acción.
Su influencia puede rastrearse en creadoras como Valie Export, Ana Mendieta o Regina José Galindo, quienes, como mostramos en: Mujeres en el Performance: Voces que Rompen el Silencio, utilizaron el cuerpo como territorio de resistencia frente al patriarcado, el exilio o la violencia de Estado.
Hoy, el legado de estas figuras fundacionales sigue presente en cada acción performática que busca incomodar, cuestionar o transformar. Ya sea desde un museo, una calle o una red social, el performance continúa siendo un arte incómodo, urgente y profundamente humano.
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El performance en México tiene raíces profundas que entrelazan las prácticas rituales indígenas, las tradiciones populares y las vanguardias artísticas del siglo XX.
El arte performático se ha convertido en una forma de expresión clave dentro de las manifestaciones contemporáneas.
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